EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO Y SU REPERCUSIÓN EN ESPAÑA
"La libertad guiando al pueblo", de Eugène Delacroix.
"Claro de luna" de Beethoven, interpretado por Claudio Arrau.
ORÍGENES DEL ROMANTICISMO:
Dice Ricardo NAVAS RUIZ que
comenzó con “un haz de acontecimientos decisivos a lo largo del siglo XVIII,
sobre todo entre 1770 y 1800, que cambian radicalmente el signo de la sociedad
y la cultura occidental”.
Los principales hechos que
favorecen la aparición del Romanticismo son:
-
Tres grandes revoluciones:
1.
La Revolución Industrial:
(1760 – 1840), surgida al amparo de la monarquía constitucional inglesa y que
sirve para expandir el comercio, favorecer el auge de la burguesía y sentar las bases del liberalismo.
2.
La Revolución americana, con
la Declaración de la Independencia de EEUU (1776).
3.
La Revolución Francesa (1789)
que afirma la libertad, la igualdad y la fraternidad como principios.
-
Una gran evolución en el
pensamiento filosófico: los filósofos más insignes cuestionan el imperio
absoluto de la razón, de las reglas y del Clasicismo en general. Las
principales aportaciones vienen de autores como Rousseau (El contrato social: desarrollo de la personalidad individual), Kant
(Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica), Fichte (Ciencia del conocimiento, 1794:
resalta la importancia del mundo interior) y Hegel (Ciencia de la lógica).
-
Evolución en la concepción de
la literatura: surgen una serie de autores que proponen la vuelta a las
creaciones barrocas.
En Alemania debemos destacar a
LESSING (Dramaturgia de Hamburgo:
critica el teatro clásico francés proponiendo la imitación de Shakespeare); hay
que hablar también del movimiento “Sturm und Drang” –Tempestad y Pasión- que
promueve la preeminencia del sentimiento y cuyo paladín fue Goethe. Las desventuras del joven Werther lo
convierten, además, en el pionero de la novela psicológica. Fausto es otra de
sus grandes obras; tiene dos partes: en la primera Fausto vende su alma al diablo,
Mefistófeles, y en la segunda es absuelto por la intercesión de Margarita. Goethe
utiliza esta obra para expresar sus preocupaciones científicas. Al final de la
tragedia queda una conclusión esperanzadora, en cierto modo: la titánica
tensión por conocer y rebasar sus propios límites llevan al espíritu humano a
cometer sus grandes pecados, sus grandes errores y ésta es la fuerza que lleva
a Fausto a pactar con el demonio. Pero la búsqueda, pera a que tantas veces
lleva al error, ennoblece y da sentido a la existencia humana.
Debemos destacar a autores como
los hermanos VON SCHLEGEL, NOVALIS, CLEMENS BRENTANO con los Cuentos del Rhin y Cuentos italianos, los HERMANOS GRIMM, sobresaliendo sus cuentos
infantiles, HEINRICH HEINE, que tendrá mucha influencia en Bécquer, etc.
En Inglaterra resurgió el interés
por la mitología y las tradiciones celtas, así como por la Edad Media. Cabe destacar a JAMES MACPHERSON, a
WILLIAM WORDSWORTH y a COLERIDGE.
Dice Ricardo NAVAS RUIZ: “Cabe
decir que en 1800 están firmemente establecidos en Inglaterra y Alemania los
caracteres fundamentales del Romanticismo. Después de esta fecha, una
generación más joven se encargará de desarrollarlos plenamente mientras se
extienden por otros países con mayor o menor celeridad. Pasan primero a Francia
y luego a Italia, Rusia, España, Portugal y el resto de Europa. Hacia 1830 no
existe ya el país al que no hayan invadido y que no siga, aunque con evidente
retraso, las directrices de las dos grandes
naciones modernas”.
LORD BYRON (1788 – 1814) promueve
temas como la soledad, el individualismo y la muerte. WALTER SCOTT pone de moda
la novela histórica.
En Italia el movimiento romántico
es más práctico, moral y patriótico, dada la ardiente aspiración al
resurgimiento y al deseo de una Italia unificada. Podemos recordar a ALESSANDRO
MANZONI y a GIACOMO LEOPARDI.
En Francia, destacaron
CHATEAUBRIAND con El genio del cristianismo, MADAMME DE STÄEL, VÍCTOR HUGO
y ALEJANDRO DUMAS.
Las ideas románticas afectaron a
todos los órdenes de la vida: en este sentido debemos destacar la aportación de
pintores como FRIEDRICH, WILLIAM TURNER o DELACROIX, pero especialmente a
FRANCISCO DE GOYA por su descenso a lo irracional y grotesco y su gusto por
pintar la locura, los sueños, los horrores de la guerra, etc.
A pesar de las precisiones que se
puedan hacer para individualizar las creencias románticas de un país o de un
grupo literario, sí podemos encontrar criterios comunes en el desarrollo del
Romanticismo europeo:
-
Predominio de la intuición,
la imaginación y el instinto por encima de la razón.
-
El ímpetu creador y el
derroche del sentimiento sustituyen al buen gusto y al ideal de belleza
armónica neoclásicos.
-
Comienza a tener vigencia lo
irracional y despiertan interés los sueños por contener lo más profundo del
alma humana.
Podemos
concluir diciendo que la renovación estética y temática del Romanticismo se
basa principalmente en los dos conceptos fundamentales de la idiosincrasia
romántica: el individualismo (la afirmación del “yo” por encima de cualquier
otra realidad) y la libertad (oposición a cualquier clase de dogma, ya sea
político o social).
2.
EL ROMANTICISMO ESPAÑOL:
2.1. INTRODUCCIÓN.
La consideración que para la
crítica tiene el Romanticismo español no se aparta de las coordenadas que rigen
las ideas sobre el Romanticismo europeo.
Para un mejor conocimiento del
fenómeno romántico en España es necesario conocer que no apareció de manera
inmediata, sino gradual en la segunda mitad del siglo XVIII. En este momento ya
aparecen rasgos prerrománticos en algunos autores neoclásicos; entre ellos,
Nicolás Fernández de Moratín (que trabaja sobre temas nacionales), Benito
Jerónimo Feijoo (que promueve el espíritu individual en la creación por encima
de las normas), Gaspar Melchor de Jovellanos (que se adelante al drama
sentimental con su Delincuente honrado),
Nicasio Álvarez de Cienfuegos (precursor de la melancolía romántica), Manuel
José Quintana (iniciador de un tono social característico de la lírica
posterior), Juan Meléndez Valdés (por su tono melancólico y sus ideas
humanitarias) o José Cadalso, que escribe sus Noches lúgubres en las que imitando a Young, introduce una temática
sepulcral y nocturna.
Es decir, que existe un
movimiento de transición entre Neoclasicismo y Romanticismo: el Prerromanticismo
que coincide en el tiempo con las últimas creaciones neoclásicas, pero que
apoyándose en las obras inglesas y alemanas de la época, anticipa el nuevo
espíritu que dominará en España en las décadas siguientes.
2.2. FACTORES PARA EL NACIMIENTO DEL ROMANTICISMO
ESPAÑOL
En las primeras décadas del siglo
XIX, el Absolutismo que dominaba en todos los órdenes de la vida social
española, ahogó los intentos de renovación de la burguesía liberal e “impidió”
el desarrollo total del Romanticismo en su doble vertiente: como una revolución
del pensamiento y como un movimiento estético indisolublemente ligado a lo
anterior.
Por eso, el Romanticismo
literario español fue un fruto tardío que sólo cobrará fuerza tras la muerte de
Fernando VII, rey absoluto que arrasó todo intento de cambio.
No obstante, hubo una serie de
factores que contribuyeron al desarrollo del Romanticismo en nuestro país:
-
Las traducciones de obras
románticas. Werther fue traducido en
1797 por Mor de Fuentes. En 1801 se tradujo Atala
de Chateaubriand.
-
Las tertulias: en ellas se
inició la difusión de las nuevas ideas. Destacamos “El Parnasillo” (Estébanez
Calderón y Larra), “Los Numantinos”...
-
Las polémicas literarias: la
más importante fue la sostenida entre Nicolás Böhl de Faber y José Joaquín de
Mora en torno al teatro español.
-
Algunos escritos con valor de
manifiesto literario. Por ejemplo, el prólogo de Alcalá Galiano para El moro expósito del duque de Rivas.
-
Divulgación de las ideas
románticas a través de las publicaciones periódicas. Aparece El Europeo por Buenaventura Carles
Aribau y Ramón López Soler; El duende
satírico del día, de Larrra; El Vapor,
etc.
-
El principal factor para la
penetración y desarrollo del Romanticismo es la vuelta (gracias a la amnistía
de 1833) de los exiliados por sus ideas liberales: Espronceda, Martínez de la
Rosa, José Joaquín de Mora, Alcalá Galiano, el duque de Rivas...
2.3. TEMAS:
1. Historia: siempre, salvo
alguna excepción (La conjuración de
Venecia, de Martínez de la Rosa) de tema nacional. La época preferida fue
la Edad Media. Observamos una revalorización del romancero; se revive el
ambiente caballeresco (damas y trovadores); el tema de los templarios (El señor de Bembibre, de Gil y
Carrasco); el mundo árabe alcanza una importancia especial, no como algo
exótico sino propio.
Además de a
la Edad Media, también se acudió a los Siglos de Oro (en Traidor, inconfeso y mártir, de Zorrilla, Felipe II es visto como
rey calculador y despótico)
2. Sentimientos:
a) Amor: presentado de dos
formas: sentimental (que conduce a una sensación de melancolía) o pasional (que
rompe con todas las convenciones y conduce al desengaño o al final trágico)
b) Rebelión: presentada como
sentimiento. Encontramos el sentimiento de rebelión contra Dios por ejemplo en Don Juan Tenorio.
c) La vida: es un mal para el
romántico. El pesimismo lo envuelve todo. El desprecio por la vida los lleva a
buscar aventuras heroicas, donde aquella se pueda perder.
d) La muerte, que es en
consecuencia, la libertadora; la que trae la paz, la serenidad. Por ello incluso
se busca el suicidio. Don Álvaro se suicida; Larra también puso fin a su vida.
3. Conflictos sociales: el
escritor romántico es un hombre comprometido, consciente de su misión social.
Proclama la libertad como eje de la vida pública y privada; exalta el ideal
burgués y liberal; promueve el humanitarismo. Es en este marco en el que cobra
una nueva dimensión la concepción nacionalista y es aquí donde entendemos el
nacimiento del costumbrismo y del regionalismo.
2.4. TÉCNICAS:
Encontramos dos
constantes:
1. Naturaleza: los románticos
cuidan los fondos escenográficos; prefieren lo particular y determinado frente
al universalismo neoclásico.
Hay dos
escenarios preferidos: la naturaleza salvaje que triunfa sobre el hombre (mar
bravío, cementerios...) y la ciudad (cargada de historia y tradición).
En cuanto al
tiempo, prefieren la noche, la primavera y el otoño.
2. Fantasía: permite romper los
límites estrechos de la realidad, el uso de la imaginación. La fantasía entre a
través de lo misterioso o sobrenatural y a través del sueño o la visión
(anticipando la explosión del subconsciente de las vanguardias).
2.5.
LENGUAJE:
Toda palabra
pueden entrar en el texto si es necesaria. El énfasis es el fundamento de la
expresividad, que se conserva en la abundancia de interrogaciones,
exclamaciones, antítesis violentas tras puntos suspensivos... Hinchazón
retórica.
3. LOS GÉNEROS EN EL ROMANTICISMO:
LA POESÍA:
El individualismo
y el subjetivismo románticos propician una poesía lírica centrada en la
expresión de los más hondos sentimientos del autor: amor, tristeza, rebeldía, hastío,
soledad, anhelos religiosos... Todos ellos impregnados por una emoción
identificada con el estado de ánimo del poeta.
Junto a esta
lírica aparece una poesía épico – narrativa dotada de un gran aliento lírico e
inspirada en temas históricos o legendarios de gusto popular, basada en los
romances medievales.
Desde un punto de
vista formal, se busca la total libertad de metros y ritmos. Los poemas son,
frecuentemente polirrítmicos y se emplean estrofas casi olvidadas (el romance)
o se inventan otras.
EL TEATRO:
Los rasgos
característicos del teatro romántico son muy diferentes a los del teatro
neoclásico y enlazan con los del teatro
barroco, en cierto sentido. Es quizás
por esto por lo que algunas obras de esta época (Don Álvaro o la fuerza del sino, Don Juan Tenorio, El Trovador),
alcanzaron un éxito de público que no consiguieron las mejores obras de los
autores ilustrados.
Los principales
rasgos de este género son:
-
Contravención
de las reglas neoclásicas (unidad de acción, tiempo y espacio).
-
Rompe la
barrera de los géneros: mezcla de lo trágico y lo cómico.
-
Los autores
trasladan a escena su desgarrada visión del mundo: amores imposibles, pasiones
ilícitas, rebeldías políticas, desafíos, suicidios...
-
Personajes
con rasgos extraños y singulares: rebeldes, conspiradores, misteriosos,
marginales...
-
Preferencia
por los temas legendarios, históricos y novelescos.
-
Ambientes
excepcionales: castillos, conventos, escenas nocturnas, paisajes extraños...
-
Mezcla de
prosa y verso en la misma obra.
-
Carencia de
propósito didáctico: quiere interesar y conmover al espectador.
Casi todas estas
características están en Don Álvaro o la
fuerza del sino, de Ángel Saavedra, el DUQUE DE RIVAS. Su estreno en 1835
fue un escándalo y levantó una polémica enorme entre los clasicistas y los
románticos.
Don Juan Tenorio (estrenada en 1844), de José ZORRILLA
fue el mayor éxito teatral del siglo XIX. Mención merecen también El trovador de Antonio GARCÍA GUTIÉRREZ
y Los amantes de Teruel, de Juan
Eugenio HARTZENBUSCH.
LA PROSA:
La novela histórica y el
costumbrismo son los dos géneros más destacados en prosa e la época romántica.
La novela histórica es una creación indiscutible del romanticismo. El
interés por el pasado (nacional), la tendencia a lo exótico y a lo caballeresco
son, entre otras, las principales causas de este nuevo género narrativo.
La producción en prosa tiene una relativa importancia que no está a la
altura de la lírica o el teatro, pero merece la pena destacar El señor de Bembibre, de Enrique GIL Y
CARRASCO y El doncel de don Enrique, el
doliente, de LARRA.
El auge del costumbrismo se debe al gusto de los románticos por lo
popular. Los textos costumbristas reflejan las costumbres populares y tipos
humanos representativos (existe un costumbrismo de escenas y otro de tipos).
Los costumbristas españoles captan “lo típico” con brillantez, colorido y firme
pulso descriptivo (antecedente de la descripción realista). En contrapartida
tienden a veces a lo tópico y a una visión moralizadora excesiva.
Destacan MESONERO ROMANOS que escribió Panorama Matritense, Escenas
Matritenses, etc. y ESTÉBANEZ CALDERÓN, con sus Escenas andaluzas.
4. AUTORES Y OBRAS:
1.
JOSÉ DE ESPRONCEDA:
Sobre el carácter de Espronceda se ha opinado de
manera muy distinta; se ha llegado a decir que tenía dos personalidades: una
interna, tierna y afectuosa; y otra externa, gesticulante y teatral. Se ha
llegado a decir que mantenía una “pose” romántica.
En su obra domina el vitalismo y arrebato de una
persona entregada y sincera. Espronceda es un romántico liberal con una personalidad auténtica y apasionada,
pero lo que más destaca en él es la adecuación entre lo que siente y lo que
expresa.
La producción literaria de nuestro escritor es sobre
todo poética. En prosa nos ha dejado una discreta novela histórica (Sancho Saldaña) y alguna obra de teatro
(Blanca de Borbón).
Su formación literaria es neoclásica y varias de sus
obras están escritas con estas directrices y con elementos románticos. Lo vemos
en El Pelayo. Su obra poética plenamente romántica está
formada por dos poemas largos (El
estudiante de Salamanca, lírico narrativo, y El diablo mundo, lírico, filosófico y social. En él aparecen los
fantasmas y obsesiones de Espronceda. Es su obra más ambiciosa pero no resulta
tan conseguida como El estudiante de Salamanca.
Él mismo dijo: “este canto es un desahogo de mi corazón y no está ligado de
manera alguna con el poema” refiriéndose al Canto
a Teresa, del Canto II del poema), seis canciones (Canción del pirata, El reo de muerte...; las canciones están
inspiradas por la actitud moral y sentimental del poeta, y por su visión de la
sociedad y del hombre. Todo está expresado a través de figuras humanas
socialmente marginadas: el pirata, el cosaco, el reo de muerte, el mendigo...
Exalta la libertad y la justicia, y condena la avaricia, la indiferencia social
y la explotación del hombre. La forma resulta muy adecuada al tono patético y a
veces melodramático) y algunas poesías líricas (Al sol, A la noche...).
2.
MARIANO JOSÉ DE LARRA:
Tras el humor mordaz, corrosivo e irónico de Larra,
late una aguda sensibilidad. Mucha gente sólo vio en él a un escritor muy
inteligente, pero de carácter desagradable y soberbio. Larra sufrió mucho por
la situación de su país (lo vemos en sus artículos). La pugna continua con una
serie de obstáculos (censura, injusticia, incomprensión...) exacerbó su
pesimismo. Su acusado individualismo y su ansia por la libertad y justicia
social, nos presentan a un hombre que asumió el romanticismo como una actitud
vital, aunque se educó en el neoclasicismo y nunca lo desechó por completo,
aprovechó lo mejor de ambos movimientos y criticó sus respectivos excesos.
En 1828 fundó la publicación El duende satírico del día, que desapareció poco después. En 1832 fundará El pobrecito hablador, donde publicará sus sátiras de costumbres.
Puedo incurrir en la exageración, pero me voy a
arriesgar diciendo que Larra es el creador del periodismo moderno. Ocupa un
lugar muy importante en nuestra literatura por sus Artículos periodísticos. En ellos se nos muestra como un hombre que
vive y está pendiente de todo lo que se desarrolla a su alrededor. Pero nuestro
autor no es un mero observador ya que a lo que ve, une sus amargas experiencias
y su dolorido sentir; en sus artículos, incluso en los que parecen más
objetivos, hay una latente “confesión autobiográfica”. Él mismo dijo: “en cada
artículo entierro una esperanza o una ilusión”.
Larra fue también un crítico que utilizó la sátira y
la ironía como método de análisis de una sociedad corrompida y obsoleta; por
eso atacó al entramado social de su época: la política, los espectáculos, la
literatura, la educación, las costumbres... y las lacras que la sociedad había
impreso en las personas: la hipocresía, la ignorancia, la superficialidad... Su
actitud crítica se fue ensombreciendo con los años y vemos cómo sus últimos
artículos se llenan de pesimismo, desilusión y desesperanza.
El estilo de Larra puede ser definido como la suma
de sencillez y rigor.
Podemos clasificar los artículos de Larra en tres grupos:
a) artículos de crítica literaria: le interesaba mucho
el teatro debido a su concepto neoclásico de la literatura como instrumento de
educación social. Rechaza todo dogma literario y está a favor de la libertad
creadora.
b) artículos políticos: habló de lo que le preocupó,
así encontramos artículos sobre la libertad de imprenta, la expansión del
carlismo, las contradicciones de los liberales progresistas, las vacilaciones
de los moderados...
c) artículos de costumbres: a veces se confunden con
los políticos. Con él, el costumbrismo deja de ser una visión nostálgica del
pasado para adquirir un carácter crítico de aquellas costumbres españolas que
habría que cambiar.
En sus últimos artículos va más allá de lo social y
se eleva a un plano existencial; Larra está completamente abatido; sus
artículos se llenan de amargura y pesimismo; lo vemos en “La Nochebuena de
1836” y en “El día de los difuntos de 1836”.
Parece que Larra ya no encuentra un remedio para nada; la pesadilla
crece día a día y siente que “escribir es llorar y nadie oye nada”. El día
12 de febrero de 1837 se suicida pegándose un tiro.
Larra escribió también una novela histórica, El doncel de don Enrique, el Doliente;
un drama romántico, Macías...
3.
JOSÉ ZORRILLA:
Con 19 años dejó los estudios y se marchó de su casa
para irse a Madrid, donde pronto se dio a conocer como poeta leyendo unos
versos con motivo de la muerte de Larra (1837).
Como poeta se basó en temas históricos, legendarios
o fantásticos. Como dramaturgo cultivó el drama histórico (El zapatero y el rey, Sancho García...). Pero de todos modos, la
obra que mayor popularidad le dio fue Don
Juan Tenorio, inspirada en El
burlador de Sevilla, de Tirso de Molina. Su Don Juan, violento y cínico,
acaba siendo salvado por la misericordia divina y la intercesión del amor, con
lo que pierde una gran parte de su grandeza maléfica. Sin lugar a dudas, éste
es el drama que más ha pervivido. Entra de lleno en lo que se considera
Romanticismo tradicional. La gran contribución de Zorrilla al tema donjuanesco
es la creación de Doña Inés, que hace posible la salvación del libertino. Es
aquí donde está la principal diferencia con El
burlador de Sevilla, que es un drama religioso con el que Tirso pretende
dar una lección al espectador, diciéndole que si vive en pecado, como el
burlador, irá al infierno. Zorrilla convierte al burlador en un enamorado y el
drama teológico queda convertido en un drama romántico. El don Juan de Zorrilla
se tiene que salvar porque llama a Dios y desde un punto de vista católico es
impensable que Dios no oiga a todo al que le llama, por lo que escogerá un modo
de salvarlo: el amor a doña Inés, que hace de ángel y lo salva. Es muy curioso el hecho de que
hasta este momento, el ideal del amor entraba en conflicto con la religión; en Don Juan Tenorio se destruye esta
oposición y el amor se convierte en el camino para el perdón de Dios.
Otro drama es Traidor,
inconfeso y mártir (1849), sobre la leyenda de Don Sebastián, el
desgraciado monarca portugués vencido y asesinado por los moros en Alcazarquivir
(1578), por quien su pueblo siguió esperando mucho tiempo y lo que dio lugar
a la aparición de muchos farsantes e
impostores de su personalidad.
4.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER:
Bécquer nace en Sevilla en 1836.
Quedó pronto huérfano y fue educado por su madrina, una mujer muy culta y
sensible. Se inició en el estudio de la pintura, pero pronto se da cuenta de
que su verdadera vocación le empuja a la literatura, y en 1854, ya está en
Madrid para triunfar. Pasa años de pobreza, colabora en periódicos y revistas
literarias y escribe libretos de zarzuela. En 1857 contrae una tuberculosis que
lo llevará a la muerte. Por esta época conoce a Julia Espín, hija del organista
real, de la que se enamora. Unos años más tarde se enamora de Elisa Guillén y
no es correspondido. En 1861 se casa con Casta Esteban, hija de un médico
soriano, con la que tuvo dos hijos. Es entonces cuando ejerce el periodismo y
puede llevar una vida digna. Su mujer le será infiel y se separa de ella pero
poco después tras la muerte de su hermano, volverá con ella. En 1870 fallece en
Madrid.
Se suele decir que Bécquer fue un romántico rezagado, pero a pesar de
esta afirmación hay que reconocer que en su obra están los caracteres generales
del movimiento romántico (importancia del “yo”, sentimiento del paisaje,
conciencia de soledad, atracción por la muerte...). Eso sí, Bécquer es
completamente ajeno al barroquismo, a lo retórico y a lo grandilocuente, lo que
lo diferencia de los primeros románticos. Y también es cierto que sus
influencias no son las mismas, así, si a Espronceda le influyó notablemente
Lord Byron, a Bécquer quien le influye es el alemán Heine, también Lord Byron
pero en menor medida. Otras fuentes son Goethe y Schiller. No debemos olvidar
que Bécquer era un gran admirador de la poesía del pueblo; había pasado su
juventud en Sevilla y allí conoció la copla andaluza. También los franceses
Musset y Lamartine dejaron huella en él. Los ingleses Poe y un claro gusto de
fondo por el maestro Shakespeare y por los clásicos Horacio y Dante.
Bécquer escribió una prosa maravillosa, Las Leyendas, Cartas desde mi celda, Cartas literarias a una mujer
y muchos artículos periodísticos de tema variado. Pero su fama máxima se debe a
las Rimas. Su poesía es, en su mayor
parte, de tema amoroso; de ella se desprende que nuestro poeta es un hombre
sensible, que sufrió mucho por amor y que consideraba a este sentimiento el
centro de la vida.
“La poesía es el sentimiento,
pero el sentimiento no es más que un efecto, y todos los efectos proceden de
una causa más o menos conocida. ¿Cuál lo será? ¿Cuál podrá serlo de este divino
arranque de entusiasmo, de esta vaga y melancólica aspiración del alma, que se
traduce al lenguaje de los hombres por medio de sus más suaves armonías sino el
amor? Sí, el amor es el manantial perenne de toda poesía, el origen fecundo de
todo lo grande, el principio eterno de todo lo bello.”
Toda la producción poética de
Bécquer está recogida en un libro: Rimas.
Se trata de noventa y cuatro composiciones muy breves, de rima asonante y
métrica variada. El poeta fue publicándolas, durante unos once años, en
periódicos y revistas y él mismo las recopiló en un manuscrito, El libro de los gorriones, que
desapareció en la Revolución de 1868 y tuvo que reconstruirlo después. Partiendo de este texto autógrafo, un grupo
de amigos publicó, un año después de su muerte, las Rimas, en 1871.
Si las comparamos con la poesía
predominante del Romanticismo, Espronceda, Rivas, Zorrilla... las rimas dan una
impresión de sencillez innegable. El lenguaje es natural, simple, fluido y con
una gran calidad musical. Como él mismo
dijo: “... breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere
el sentimiento con una palabra y huye, y desnuda de artificio, desembarazada
dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que
duermen en el océano sin fondo de fantasía”. El intimismo, la autenticidad, la
pureza y la sensibilidad conforman una lírica que logra expresar sentimientos
profundos y que hoy día, sigue interesando.
El tema amoroso, unas veces con
tono optimista y otras desengañado, se convierte en núcleo básico de las Rimas. También aparecen las ideas del
autor sobre la poesía, la soledad, la angustia, la desesperanza, el deseo de
evasión, ansia de infinito, hastío, alegría, esperanza... pero el eje centro
que vertebra todos estos sentimientos y pensamientos es el amor. En esta obra
vemos que la naturaleza, la esencia última de la poesía, fue una de las máximas
preocupaciones de Bécquer. Para él, el hecho poético es algo misterioso e
inexplicable: sólo la inspiración puede acercar al hombre a la Verdad y a la
Belleza. En los últimos poemas de las Rimas,
el miedo a la soledad y a la muerte resuenan. Parece que el mundo se ha borrado
y que el poeta no puede soportar la angustia de un fin próximo. La tristeza del
final lo inunda todo.
Volviendo a la prosa, la prosa
poética de las Leyendas hubiera
bastado para darle merecida fama. La narración y la poesía se funden en una
atmósfera imaginativa y sugerente. Los temas están dentro de los tópicos
románticos: lo exótico, lo oriental (“El caudillo de las manos rojas”), lo misterioso, lo religioso (“El Cristo de la
Calavera”), la búsqueda de lo inalcanzable (“Los ojos verdes”, “Maese Pérez, el
organista”, “El Miserere”).
Tan bellas y poéticas como las Leyendas son las Cartas desde mi celda, que son impresiones de paisaje, artísticas,
personales y de costumbres. Las Cartas
literarias a una mujer contiene el pensamiento poético de Bécquer.
Aunque me he detenido a explicaros a estos cuatro
autores no debemos cerrar el tema sin mencionar a otros como Martínez de la
Rosa, con obras como La conjuración de
Venecia, de 1834; el Duque de Rivas, con Don Álvaro o la fuerza del sino; Antonio García Gutiérrez, con El trovador, de 1836; Juan Eugenio
Hartzenbusch, con Los amantes de Teruel;
Gertrudis Gómez de Avellaneda, con Sab
y a Rosalía de Castro con obras como Follas
Novas y a la que trabajermos en clase con una dinámica poética y musical muy bonita.
BIBLIOGRAFÍA:
ALBORG,
J.L.: Historia de la literatura española.
IV. El Romanticismo. Madrid, Gredos, 1980.
DÍAZ
PLAJA, Guillermo: Introducción al estudio
del Romanticismo español. Madrid, Espasa Calpe, 1953.
NAVAS
RUIZ, R: El romanticismo español.
Madrid, Cátedra, 1982.
PEERS, A:
Historia del movimiento romántico español.
Madrid, Gredos, 1967.