miércoles, 8 de julio de 2015

UNIDAD DIDÁCTICA 14: 
EL CAPITÁN ALATRISTE

         Las actividades de ampliación que propongo para esta Unidad 14 son de las que requieren "tiempo de calidad". O sea, para hacerlas hay que dejar el móvil lejos y disfrutar del tiempo de la lectura. Puesto que en esta unidad se han desarrollado la narrativa y el teatro del siglo XX y ha sido un tema muy largo, os dejo una selección de textos de obras a las que se considera "imprescindibles" y a las que espero que en algún momento de vuestras vidas os acerquéis por placer. 
         Elegid al escritor que más os haya llamado la atención. Elaborad una pequeña biografía e investigad acerca de qué escritores españoles lo tomaron como referencia o creyeron que era digno de "imitar", que no plagiar. 

FRAGMENTO 1: Ulysses, de James Joyce.  
                                                                                                      


"(...) no hay nada como la naturaleza las montañas agrestes después el mar y las olas precipitándose después la campiña maravillosa con los campos de avena y trigo y toda clase de cosas y todo el hermoso ganado moviéndose a sus anchas le haría a uno mucho bien ver ríos y lagos y flores de todas las formas y olores y colores brotando hasta de las cunetas prímulas y violetas es la naturaleza como para que digan que no hay Dios yo no daría un duro por toda su sabiduría por qué no van y crean algo a menudo le preguntaba a los ateos o comoquiera que ellos se llamen que vayan y se quiten la roña de encima primero luego van berreando a por un cura cuando mueren y por qué por qué porque tienen miedo del infierno por su mala conciencia ah sí ya lo creo que los conozco bien quién existió en el universo antes de que existiera nadie que lo hizo todo quién ah eso no lo saben pues yo tampoco así que ahí tienes también podrían muy bien intentar que el sol dejara de salir mañana el sol brilla para ti dijo él el día que estábamos echados entre los rododendros en el promontorio de Howth con el traje de paño gris y su canotié el día que hice que se me declarara sí primero le di de mi boca el trocito de torta de alcaravea y era un año bisiesto como ahora sí hace 16 años Dios mío después de aquel largo beso casi me quedo sin respiración sí dijo que yo era una flor de la montaña sí que somos flores todas el cuerpo de mujer sí fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer y yo sabía que siempre le podía buscar las vueltas y le di todo el placer que pude invitándole hasta que me pidió que dijera sí y yo no quería contestar al principio sólo miré a lo lelos el mar y al celo pensaba en tantas cosas que él no sabía en Mulvey y Mr Stanhope y en Hester y en padre y en el viejo capitán Groves y en los marineros jugando a antón pirulero y a las prendas y a mear alto como ellos lo llamaban en el malecón y el centinela delante de la casa del gobernador con aquella cosa alrededor del casco blanco pobre diablo achicharrado y las muchachas españolas riendo con sus mantillas y sus peinetas y la subasta por la mañana los griegos y los judíos y los árabes y quién sabe Dios quién más de todos los rincones de Europa y Duke street y el mercado de aves todas cloqueando delante de Larby Sharon y los pobres burros sueltos medio dormidos (...)"

FRAGMENTO 2: El extranjero, de Albert Camus.        
                                                                                                       


"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle: «No es culpa mía.» No me respondió. Pensé entonces que no debía haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenía por qué excusarme. Más bien le correspondía a él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más oficial.
Tomé el autobús a las dos. Hacía mucho calor. Comí en el restaurante de Celeste como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: «Madre hay una sola.» Cuando partí, me acompañaron hasta la puerta. Me sentía un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitación de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. El perdió a su tío hace unos meses (...)"

FRAGMENTO 3: Manhattan transfer, de John Dos Passos.        
                                                                                                  
                                                                                                        


"(...) La primera cosa que oyeron fue el trémulo silbido de un vagoncito que humeaba al borde de la acera, frente a la entrada del ferry. Un chico se apartó del grupo de emigrantes que vagaba por el embarcadero y corrió el vagoncito.
- Es como una máquina de vapor y está llena de tornillos y tuercas -gritó al volverse.
- Padriac, vuelve aquí.
- Y aquí está la estación del elevado, South Ferry -continuó Tim Halloran, que había venido a buscarles-. Allá arriba está Battery Park y Bowling Street y Wall Street, el distrito bancario... Vamos, Padraic, el tío Timothy te va a llevar en el elevado de la Novena Avenida.
Quedaban sólo tres personas en el embarcadero, una vieja con un pañuelo azul a la cabeza, y una joven con un chal color magenta, en pie las dos, una a cada lado de un gran abúl claveteado con tachuelas de latón. Y un viejo con una perilla verdosa y una cara toda rayada y retorcida como la raíz de un roble muerto. La vieja gemía con lágrimas en los ojos: "Dove andiamo, Madonna mía, Madonna Mía!" La joven desdoblaba una carta y parpadeaba ante la floreada escritura. De repente se acercó al viejo: "Non posso leggere", y le alargó la carta. Él se restregó las manos, balanceó la cabeza y dijo algo que ella no pudo entender. La joven se encogió de hombros, sonrió y volvió a su baúl. Un siciliano con patillas hablaba con la vieja. Cogió el baúl con la cuerda y lo arrastró a un carro con un caballo blanco, que estaba parado en la acera de enfrente. Las dos mujeres siguieron al baúl. El siciliano tendió la mano a la joven. La vieja, sin dejar de murmurar y lloriquear, se subió trabajosamente a la trasera. Cuando el siciliano se inclinó para leer la carta, rozó a la joven con el hombro. Ella se puso tensa. "Awright", dijo. Luego, sacudiendo las riendas sobre la grupa del caballo, se volvió a la vieja y gritó: "Cinque le due... Awright (...)"

FRAGMENTO 4: La náusea, de Jean Paul Sartre.
                                                                                                         
                                                                                             

"(...) Me levanto sobresaltado; si por lo menos pudiera dejar de pensar, ya sería mejor. Los pensamientos son lo más insulso que hay. Más insulso aún que la carne. Son una cosa que se estira interminablemente, y dejan un gusto raro. Y además, dentro de los pensamientos están las palabras, las palabras inconclusas, las frases esbozadas que retornan sin interrupción: "Tengo que termi...yo ex...Muerto...M. de Roll...ha muerto...No soy...Yo ex..." Sigue, sigue, y no termina nunca. Es peor que lo otro, porque me siento responsable y cómplice. Por ejemplo, yo alimento esta especie de rumia dolorosa: existo. Yo. El cuerpo, una vez que ha empezado, vive solo. Pero soy yo quien continúa, quien desenvuelve el pensamiento. Existo. Pienso que existo. ¡Oh, que larga serpentina es esa sensación de existir! Y la desenvuelvo muy despacito...¡Si pudiera dejar de pensar! Intento, lo consigo: me parece que la cabeza se me llena de humo...y vuelve a empezar: "Humo...no pensar...no quiero pensar. No tengo que pensar que no quiero pensar. Porque es un pensamiento". ¿Entonces no se acabará nunca? Yo soy mi pensamiento, por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso...y no puedo dejar de pensar. En este mismo momento - es atroz - si existo es porque me horroriza existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro; el odio, el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Los pensamientos nacen a mis espaldas, como un vértigo, los siento nacer detrás de mi cabeza..., si cedo se situarán aquí delante, entre mis ojos, y sigo cediendo, y el pensamiento crece, crece, y ahora, inmenso, me llena por entrero y renueva mi existencia (...)"

FRAGMENTO 5: En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.
                                                                                                                         

"(...) Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tilo, los domingos por la mañana en  Combray (porque los domingos yo no salía hasta la hora de misa), cuando iba a darle los buenos días a su cuarto. Ver la magdalena no me había recordado nada, antes de que la probara; quizá porque, como había visto muchas, sin comer las, en las pastelerías, su imagen se había separado de aquellos días de Combray para enlazarse a otros más recientes; ¡quizá porque de esos recuerdos por tanto tiempo abandonados fuera de la memoria no sobrevive nada y todo se va desagregando!; las formas externas también aquella tan grasamente sensual de la concha, con sus dobleces severos y devotos., adormecidas o anuladas, habían perdido la fuerza de expansión que las empujaba hasta la conciencia. Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo,  cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más, persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo (...)"

FRAGMENTO 6: La montaña mágica, de Thomas Mann.
                                                                                                            

"(...) El cuerpo, el amor, la muerte, esas tres cosas no hacen más que una. Pues el cuerpo es la enfermedad y la voluptuosidad, y es el que hace la muerte; sí, son carnales ambos, el amor y la muerte, ¡y ese es su terror y su enorme sortilegio! Pero la muerte, ¿comprendes?, es, por una parte, una cosa de mala fama, impúdica, que hace enrojecer de vergüenza; y por otra parte es una potencia muy solemne y muy majestuosa (mucho más alta que la vida riente que gana dinero y se llena la panza; mucho más venerable que el progreso que fanfarronea por los tiempos) porque es la historia, y la nobleza, y la piedad, y lo eterno, y lo sagrado, que hace que nos quitemos el sombrero y marchemos sobre la punta de los pies....De la misma manera, el cuerpo, también, y el amor del cuerpo, son un asunto indecente y desagradable, y el cuerpo enrojece y palidece en la superficie por espasmo y vergüenza de sí mismo. ¡Pero también es una gran gloria adorable, imagen milagrosa de la vida orgánica, santa maravilla de la forma y de la belleza, y el amor por él, por el cuerpo humano, es también un interés extremadamente humanitario y una potencia más educadora que toda la pedagogía del mundo....! ¡Oh, encantadora belleza orgánica que no se compone de pintura al óleo ni de piedra, sino de materia viva y corruptible, llena del secreto febril y de la podredumbre! ¡Mira la simetría maravillosa del edificio humano, los hombros y las caderas y los senos floridos a ambos lados del pecho, y las costillas alineadas por parejas y el ombligo en el centro, en la blandura del vientre, y el sexo oscuro entre los muslos! Mira los omóplatos, cómo se mueven bajo la piel sedosa de la espalda, y la columna vertebral que desciende hacia la doble lujuria fresca de las nalgas, y las grandes ramas de los vasos y de los nervios que pasan del tronco a las extremidades por las axilas, y como la estructura de los brazos corresponde a la de las piernas. ¡Oh, las dulces regiones de la juntura interior del codo y del tobillo, con su abundancia de delicadezas orgánicas, bajo sus almohadillas de carne! ¡Qué fiesta más inmensa al acariciar esos lugares deliciosos del cuerpo humano! ¡Fiesta para morir luego sin un solo lamento! ¡Sí, Dios mío, déjame sentir el olor de la piel de tu rótula, bajo la cual la ingeniosa cápsula articular segrega su aceite resbaladizo! ¡Déjame tocar devotamente con mi boca la “Arteria femoralis” que late en el fondo del muslo y que se divide, más abajo, en las dos arterias de la tibia! ¡Déjame sentir la exhalación de tus poros y palpar tu vello, imagen humana de agua y de albúmina, destinada a la anatomía de la tumba, y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos! (...)"

FRAGMENTO 7: Novela de ajedrez, de Stefan Zweig
                                                                                                                           

"(...) El joven Czentovic fue alojado por cuenta del círculo de ajedrez en el hotel de la villa, donde aquella noche vio por primera vez en su vida un cuarto de baño. A la tarde del domingo siguiente, el salón del café estaba repleto de gente. Mirko, sentado durante cuatro horas, inmóvil, frente al tablero de ajedrez, venció uno tras otro a los jugadores, sin decir una sola palabra y sin levantar siquiera una vez la cabeza. Por último, alguien propuso que se jugasen unas partidas simultáneas. Se necesitaba un largo rato para hacer comprender al ignorante que en una sesión de simultáneas él solo debía jugar a un mismo tiempo contra varios adversarios. Pero en cuanto Mirko se dio cuenta de lo que se trataba, se adaptó inmediatamente a la tarea, y pasando lentamente con sus pesadas botas, de una mesa a la otra, terminó ganando siete de las ocho partidas. (...)"
          

           Si te interesa esta novela, está disponible en formato PDF en el siguiente enlace: 

                             http://www.ddooss.org/libros/Zweig_Stefan_Ajedrez.pdf

martes, 7 de julio de 2015

UNIDAD DIDÁCTICA 4:
LA LUCHA DE ZARAGOZA

Esta unidad está dedicada a Benito Pérez Galdós. Os propongo que os pongáis cómodos y que le dediquéis tiempo. Pero tiempo de calidad, sin móvil cerca de vosotros.

Vais a ver la película "Germinal", basada en la obra homónima de Èmile Zola, el padre del Naturalismo en Francia y a quien Benito Pérez Galdós admiraba profundamente. 
Tras ver la película, redactad un texto en el que respondáis a las siguientes preguntas:
a) ¿Pensáis que Galdós pudo tomar algún elemento de Zola para su obra? 
b) ¿Qué pensáis que tiene de literario el poner de forma tan evidente ante los ojos la realidad más brutal?
c) ¿Hay algo de denuncia social en esta práctica literaria? No olvides el contexto histórico y social en el que hemos enmarcado el Realismo. Justifica tu respuesta. 






 UNIDAD DIDÁCTICA 8: 
CASTILLA

EL IMPRESIONISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98:

"No puede ver el mar la solitaria y melancólica Castilla. Está muy lejos el mar de estas campiñas llanas, rasas, yermas, polvorientas; de estos barrancales pedregosos; de estos terrazgos rojizos, en que los aluviones torrenciales han abierto hondas mellas; mansos alcores y terreros, desde donde se divisa un caminito que va en zigzag hasta un riachuelo. Las auras marinas no llegan hasta esos poblados pardos de casuchas deleznables, que tienen un bosquecillo de chopos junto al ejido. Desde la ventana de este sobrado, en lo alto de la casa, no se ve la extensión azul y vagarosa; se columbra allá en una colina con los cipreses rígidos, negros, a los lados, que destacan sobre el cielo límpido. A esta olmeda que se abre a la salida de la vieja ciudad no llega el rumor rítmico y ronco del oleaje; llega en el silencio de la mañana, en la paz azul del mediodía, el cacareo metálico, largo, de un gallo, el golpear sobre el yunque de una herrería. Estos labriegos secos, de faces polvorientas, cetrinas, no contemplan el mar; ven la llanada de las mieses, miran sin verla la largura monótona de los surcos en los bancales. Estas viejecitas de luto, con sus manos pajizas, sarmentosas, no encienden cuando llega el crepúsculo una luz ante la imagen de una Virgen que vela por los que salen en las barcas; van por las callejas pinas y tortuosas a las novenas, miran al cielo en los días borrascosos y piden, juntando sus manos, no que se aplaquen las olas, sino que las nubes no despidan granizos asoladores."

Fragmento de Castilla (1912), de Azorín. 


Impresión, sol naciente (1872), fue el título de la obra de Monet, que desencadenó que el crítico de arte Louis Leroy definiese despectivamente como Impresionismo al nuevo movimiento pictórico que surgió en Francia a mediados del XIX.

        El fragmento seleccionado de Castilla es un texto impresionista: oraciones breves cohesionadas de forma sencilla y una sintaxis sencilla también. Alma y paisaje unidos mediante una abundante adjetivación. Luz, colores y matices. "Azorín disemina pinceladas sueltas sin un orden preciso, de tal manera que solo cuando completamos la lectura del texto podemos apresar la totalidad de lo descrito.
En el documento he añadido obras pictóricas relacionadas con el Impresionismo con el fin de comparar la técnica pictórica con la de la escritura azoriniana".

1º.  Realiza un estudio de la adjetivación en el texto, indicando los siguientes aspectos: los sustantivos a los que se refieren; el significado denotativo y connotativo, así como si se trata de construcciones especificativas o explicativas; la función sintáctica que cumple la construcción adjetiva y por último, expresa qué sensación te ha producido la descripción. 

2º. A continuación encuentras dos obras pictóricas que, sin ser impresionistas, deben mucho a autores como Degas y Gauguin y que por otra parte, comparten muchos rasgos con la literatura noventayochista, fundamentalmente porque su autor, Ignacio Zuloaga, fue coetáneo de estos escritores y compartía con ellos las mismas inquietudes, como son el amor por la meseta castellana y la crítica en su obra de la situación decadente española.
"Bucea" en la literatura de la Generación del 98 y trata de encontrar descripciones que encajen con estas obras. 





        

(La idea para esta  práctica docente está tomada del profesor Curro Martínez, del IES Puente Ajuda de Olivenza, Badajoz)

UNIDAD DIDÁCTICA 9: 
SONATA DE OTOÑO

Con dos imágenes, un vídeo y dos textos, construye la teoría. 

IMAGEN 1:




IMAGEN 2: 

VÍDEO: 


TEXTO 1:

Manuel Bueno, según el testimonio del caricaturista Francisco Sancha, da un paso atrás y apresta el bastón que lleva. Valle-Inclán instantáneamente toma la botella del agua por el cuello y trata de aporrear a Bueno, salpicando a los circunstantes. El bastón de Bueno cae sobre el brazo izquierdo de Valle-Inclán. Este golpe, sin consecuencias, al parecer, y un «fracaso de cristales», sustancian la rápida disputa. Pero un gemelo del puño ha desgarrado la muñeca de Valle-Inclán. Éste se despreocupa de lesión tan leve y no se previene sobre la posible infección”


lunes, 6 de julio de 2015

UNIDAD DIDÁCTICA 10: 
PLATERO Y YO

En esta unidad te propongo que averigües quiénes son los escritores que se esconden tras las siguientes imágenes y que realices un texto expositivo explicando por qué fueron importantes para la cultura española. 

IMAGEN 1: JOG


IMAGEN 2: JRJ


IMAGEN 3: FGR


IMAGEN 4: GM


IMAGEN 5: RPA




UNIDAD DIDÁCTICA 11: CANCIÓN DEL JINETE


A continuación dejo dos artículos periodísticos, un pequeño documental del libro Lorca, el último paseo, un poema del propio Lorca musicado por Marta Gómez y el poema "Muerte de Antoñito el Camborio". 

El trabajo de esta unidad consiste en que, después de leer y visionar estos textos y vídeos, escribas tus emociones. Puedes darle la forma que quieras: carta, texto argumentativo, diario personal, etc.

Además, puedes investigar la figura de Luis Rosales, quien es mencionado por el escritor Gabriel Pozo. 



ARTÍCULO 1: 

La enorme figura del poeta y dramaturgo, 
que ya había traspasado fronteras, y su rápida ejecución 
han llenado de claroscuros un relato con demasiados narradores

por Virginia Hernández
Federico García Lorca tenía 38 años cuando le mataron pero, transcurridos 75 años desde su asesinato, los misterios en torno a su fusilamiento podrían caber en varias vidas. La enorme figura del poeta y dramaturgo, que ya había traspasado fronteras, y su rápida ejecución han llenado de claroscuros un relato que ha tenido demasiados narradores. Tanto investigadores —el más conocido el hispanista Ian Gibson— como la multitud de testigos (y supuestos testigos) que mezclaron hechos ciertos con teorías y anécdotas con más de leyenda que de realidad.
Desenredar esa madeja es lo que se propuso Miguel Caballero, por cierto vecino de Fuentevaqueros: tratar de distinguir entre lo que ocurrió y la ficción creada alrededor para detallar los últimos momentos de la vida de Federico. Fruto de ello es el libro 'Las trece últimas horas en la vida de García Lorca', publicado por La Esfera de los Libros. Caballero tomó la obra del falangista Eduardo Molina Fajardo, el que fuera director del diario 'Patria', y trató de verificar de forma documental los cerca de 50 testimonios que él aportaba; muchos de ellos de conocedores de primera mano de la ejecución del escritor. Los legajos (expedientes de la Policía, la Guardia Civil o el Ministerio del Ejército, y periódicos de la zona) dan fiabilidad al menos a 10 de ellos. «Personas como el capitán Nestares (al cargo de la primera bandera de Falange en Granada), Martínez Bueso (subordinado de éste y testigo del fusilamiento) o Pedro Cuesta(custodió a Lorca) le iban dando datos en confianza a un camarada», explica este historiador, dedicado casi enteramente al autor de 'Poeta en Nueva York' y 'La casa de Bernarda Alba'.
Pero, ¿qué razones llevaron a esta muerte? Pues, según su investigación, fueron las rencillas familiares más que las ideologías; entre ellas esa casa siempre a oscuras en la que una madre sometía a autoridad férrea a sus cinco hijas: «Se demuestra la incidencia que tiene en la muerte de García Lorca la trama familiar. Van a detenerlo a casa de los Rosales tres personas: Ramón Ruiz Alonso (diputado de la CEDA y padre de Emma Penella y Terele Pávez), Federico Martín Lago(un maestro perteneciente a Falange), los dos con ganas de protagonismo, y Juan Luis Trescastros. Trescastros era familiar lejano del poeta y a la vez hombre de confianza de la familia Roldán, enemiga de los García Lorca», explica.
Los problemas con los Roldán y los Alba habían surgido a finales del siglo XIX, debido a la explotación de la remolacha azucarera en la Vega de Granada, un negocio con muchos intereses que comenzó al perder España las colonias de Cuba y Filipinas. «El padre de Lorca en esta época era muy mayor, había nacido en 1859. Así que van contra la joya de la familia, quetambién los ha agraviado con 'La casa de Bernarda Alba'. Está escrita en junio del 36 y supone una venganza literaria. Se une el odio al padre y al poeta. Realmente la obra es un falseamiento de la realidad, porque Bernarda Alba (que se llamaba como su personaje) no era la mujer déspota que él pinta. Y cuando baja del tren en Granada los cuchillos le esperan bien afilados».
El primer intento es en la huerta de San Vicente, donde tratan de prender al escritor. Allí irrumpen, el 9 de agosto (una semana antes de su detención), dos miembros de los Roldán (Miguel y Horacio). «Está documentado que dos días antes los hermanos se han reunido con el gobernador civil de Granada, Valdés Guzmán, en el pueblo de Asquerosa (actual Valderrubio), en lo que a todas luces fue una reunión para tratar de conseguir el plácet para molestar al escritor». El asunto hace que la familia de Lorca piense que el mejor lugar para protegerle es la casa de los hermanos Rosales. El escritor es amigo de Luis, también poeta, aunque varios años menor. «Pensaron que allí estaba seguro, los cinco hermanos eran falangistas y José, conocido como 'Pepiniqui', un puntal importante del partido en Granada. Nadie pensaba que alguien fuera tan osado de ir a la casa de 'Pepiniqui' a detener a García Lorca».
Pero lo fueron y, según los documentos de Caballero, el fusilamiento tuvo que ocurrir en la madrugada del 17 de agosto, sobre las cuatro, y no el día 19, la fecha oficial de la muerte: «Hay dos razones fundamentales. El día 18 el capitán Nestares fue destituido durante dos días de su mando, con lo que no pudo recibir a Lorca ese día. Después el hecho de que quien lo traslada, el teniente Martínez Fajardo, tuvo que salir el día 17 a las cinco de la mañana con una columna para la toma de un pueblo de Granada». Además, interesaba matarlo pronto. El padre de Lorca era rico, influyente y de derechas, y «dos o tres días después le hubieran sacado sin problema». Caballero pone nombre, además, a los seis que formaron el pelotón de fusilamiento: Mariano Ajenjo Moreno (el jefe), Antonio Benavides (perteneciente a los Alba y familiar lejano del escritor), Salvador Varo Leyva, Juan Jiménez Cascales, Fernando Correa Carrasco y Antonio Hernández Martín.
Junto a Lorca, otros tres reos: los anarquistas y banderilleros de la plaza granadina Francisco Galadí y Joaquín Arcoyas, y el profesor ateo Dióscoro Galindo. ¿Y dónde están los cadáveres? «Donde señaló Molina Fajardo con el testimonio de Nestares y su hijo. Éste le llevó al lugar donde se hizo la fotografía para su libro, y no donde Manolillo 'el Comunista' le dijo a Ian Gibson [lugar donde se trató de desenterrar la fosa en 2009]». Según su investigación, corroborada por el Colegio de Arqueólogos de Aragón, el lugar estaría a sólo 400 metros de donde se excavó, en una curva a la altura de un cortijo que se llamó 'Gazpacho' y fue rebautizado como 'Pepino'.
«El lugar está perfectamente delimitado y ahí no se han movido tierras: según el catrastro, ha sido una zona siempre de sierra, dedicada al pastoreo. Fue en esos pozos donde tiraron los cadáveres». ¿Y volverán las excavadoras a tratar de recuperar los restos del poeta? «A mí como investigador me gustaría que así fuera, pero la familia de Lorca se niega. Entiendo que legal y moralmente, ellos deben decidir». Y sus descendientes han dicho en varias ocasiones queprefieren que la fosa siga siendo su cementerio. Aunque, frente a ellos, los sucesores de Galindo y Galadí sí quieren recuperar los restos. El tiempo dirá si se desvelará el misterio. Uno más de la muerte de Lorca.

ARTÍCULO 2:

Documentos policiales prueban el asesinato de Lorca por homosexual y masón

Un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada revela que Federico García Lorca fue asesinado junto a otra persona y define al poeta como "socialista y masón", a la vez que le atribuye "prácticas de homosexualismo".
El documento, al que han tenido acceso la Ser y eldiario.es, fue redactado por la tercera brigada regional de investigación social de dicha Jetafura y en su asunto se lee: "Antecedentes del poeta Federico García Lorca".
En el mismo, fechado en Granada el 9 de julio de 1965, se señala que Lorca era "un masón perteneciente a la logia ALHAMBRA en la que adoptó el nombre simbólico de HOMERO, desconociéndose el grado que alcanzó en la misma".
El texto asegura que el poeta "estaba conceptuado como socialista por la tendencia de sus manifestaciones y por lo vinculado que estaba a Fernando de los Ríos, como también por sus estrechas relaciones con otros jerifaltes de igual signo político".
Además, indica que "estaba tildado de prácticas de homosexualismo, aberración que llegó a ser voxpópuli, pero lo cierto es que no hay antecedentes de ningún caso concreto".
En el documento se asegura que Lorca fue detenido en la vivienda de sus amigos, los hermanos Rosales, donde se había refugiado, y que el lugar fue rodeado "con gran aparato por Milicias y Guardias de Asalto".
El informe policial afirma que el poeta "fue sacado del Gobierno Civil por fuerzas dependientes del mismo y conducido en un coche al término de Viznar (Granada) y en las inmediaciones del lugar conocido como "Fuente Grande", en unión de otro detenido cuyas circunstancias personales se desconocen, fue pasado por las armas después de haber confesado".
También revela que fue "enterrado en aquel paraje, muy a flor de tierra, en un barranco situado a unos dos kilómetros a la derecha de dicha "Fuente Grande", en un lugar que se hace muy difícil de localizar".
Fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte han señalado a Efe que no tienen constancia de este documento, pero están tratando de localizarlo, a raíz de las últimas informaciones aparecidas en los medios.

VÍDEO: Lorca, el último paseo, de Gabriel Pozo.

POEMA MUSICADO POR MARTA GÓMEZ:
POEMA: 
Os dejo un poema de muerte. Un poema que Lorca escribió. Se trata de "La muerte de Antoñito el Camborio". Y es que... Lorca era un genio poetizando la muerte. 
Muerte de Antoñito el Camborio 
a José Antonio Rubio Sacristán

Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
*
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay Antoñito el Camborio
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
*
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.


UNIDAD DIDÁCTICA 12: 
PERDÓNAME

Lee atentamente los dos artículos siguientes y responde la pregunta que te formulo a continuación justificando tu respuesta con un texto argumentativo. 

ARTÍCULO 1: 

Las poetas invisibles del 27

La investigadora Pepa Merlo rescata del olvido a mujeres que fueron eclipsadas


Si el Siglo de Oro de la literatura española tuvo como únicos protagonistas a los hombres, la edad de plata no iba a ser menos, pese a producirse bien entrado el siglo XX en la denominada como Generación del 27. A los nombres de Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre o Pedro Salinas resulta complicado añadir el de una mujer, una voz femenina que estuviese a su altura poética.
"Es cierto que no hay ninguna García Lorca, pero también es verdad que después de la dictadura, cuando ya no hay excusas, se siguen haciendo antologías en las que no se incluye a las mujeres". Esta afirmación es de la escritora e investigadora granadina Pepa Merlo, que acaba de publicar en la editorial Vandalia la antología Peces en la tierra,en la que recupera los versos de 20 mujeres muy cercanas a los protagonistas de la Generación del 27. De la existencia de algunas de ellas se tenía constancia por anteriores trabajos y por la repercusión de sus obras, como es el caso de Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Carmen Conde o Concha Méndez. Sin embargo, el resto son prácticamente desconocidas no solo para el gran público, sino para un lector de poesía acostumbrado.

Sobre la selección, la granadina explica que ha tratado de ser "lo más justa posible", recogiendo todo lo que se produjo en el momento. "He reunido desde las más próximas a los componentes del 27 como Concha Méndez, Ernestina Champourcin o Carmen Conde, que son las más estudiadas hasta ahora; y a otras autoras como la ultraísta y anarquista Lucía Sánchez Saornil, cancioneros y cantares como los de Casida de Antón del Olmet o Gloria de la Prada, aristócratas como María Teresa Roca de Togores, monjas como Cristina de Arteaga o simplemente personajes insólitos como Margarita Ferreras"."De esos cinco nombres no se salía. La historia de la filología tiene una tara que se debe subsanar: la ausencia de las mujeres en los estudios que se realizan no solo sobre los poetas de la Generación del 27, sino en todos los ámbitos referidos a los años de la Segunda República y más concretamente entre 1934 y 1936, cuando en la sociedad española se contemplaban leyes de igualdad jurídica o divorcio y se debatía sobre la prostitución e incluso sobre el aborto", explica Merlo, que defiende a estas autoras añadiendo que editaban en las mismas imprentas en las que publicaban sus textos los poetas de la Generación del 27 y que algunas lo hicieron antes incluso que ellos, participando en todas las revistas literarias relevantes de la época.
De su trabajo, Merlo destaca con especial cariño "el placer de descubrir la poesía de Elisabeth Mulder". También le ha resultado "impactante" tropezar con juegos poéticos que creía exclusivos de Federico García Lorca, pero que ya estaban presentes 16 años antes en autoras como Gloria de la Prada.
Sobre la calidad literaria de sus obras, que dista bastante en su mayoría de la de los grandes autores de su generación, Merlo explica que es normal que "los genios no suelan prodigarse" entre las mujeres de la época. "Para ellas una educación de siglos es un impedimento tan grande que no puede salvarse en cinco años por muy buenas que fueran las condiciones que tuvieran", asegura. Tras los primeros libros juveniles, la mayoría de ellas se veían recluidas en una nueva vida en la que el matrimonio y la maternidad tenían un protagonismo que hacía casi imposible cualquier otra actividad.
"Me ha producido estupor conocer quiénes fueron y cómo terminaron la mayoría de ellas. Aquellas mujeres librepensantes y modernas que fundaron el Lyceum, viajeras impenitentes, terminaron sus vidas, salvo algunas excepciones, encerradas y silenciadas", añade la investigadora, que se ha empeñado en recordar no solo su producción poética, sino también algunos de los hitos de sus biografías, como el hecho de que fue Elisabeth Mulder quien introdujo a Pushkin, Keats y Shelley en España.
"Hay una especie de cuestión de justicia en este trabajo, eso es innegable. Lucía S. Saornil terminó sus días retocando cuadros o pintando abanicos después de haber tenido que subsistir tejiendo redecillas para el pelo. Incluso de alguna forma se ha silenciado y omitido su sufrimiento en el exilio, que fue un terrible final para muchas de ellas", concluye.
Coincidiendo con la aparición del libro, la revista El Maquinista de la Generación, que edita el Centro Cultural de la Generación del 27, ha centrado su contenido en este trabajo mostrando la obra de una veintena de mujeres que vivieron y crearon su obra en el primer tercio del siglo XX y que fueron eclipsadas por la atención que despertaba el grupo principal de los poetas del 27.
ARTÍCULO 2:

       Las mujeres de la Generación del 27

Rescatadas por el documental "Las sinsombrero".

28 de junio de 2015. Estandarte
Qué: El documental Las sinsombrero rescata a las mujeres de la Generación del 27Productores: Intropía Media y Yolaperdono. Año: rodado en 2014, estrenado en 2015.

Las sinsombrero se llaman Ernestina, Marga, Josefina, María, Rosa, María Teresa, Maruja y Concha. ¿Una compañía de teatro integrada en exclusiva por mujeres? ¿El penúltimo grupo musical de moda? Al leer la noticia en Estandarte, descartarás las dos opciones: aquí te hablamos sobre libros y literatura. ¿Un grupo de poetas que se mueve por la red como pez en el agua? ¿Quiénes son Las sinsombrero?
Ernestina de Champourcín, Marga Gil Roësset, Josefina de la Torre, María Zambrano, Rosa Chacel, María Teresa León, Maruja Mallo y Concha Méndez formaron parte de la Generación del 27. En los libros de texto y en las antologías no figuran sus nombres, pero su aportación a la cultura española está a la altura de muchos hombres que sí aparecen en esos compendios, y que por tanto forman parte de la historia. ¿Cómo pensar en la filosofía europea, valga la redundancia, sin mencionar a la enorme María Zambrano? La narrativa de nuestro siglo, ¿qué sería sin Rosa Chacel y su audacia? ¿En qué lugar queda María Teresa León, autora de esaMemoria de la melancolía que supone la cima de nuestra literatura autobiográfica?
Aunque los años las traicionaron, ellas existieron, y de qué forma: toda una generación de mujeres pintoras, escritoras, esculturas y pensadoras con éxito internacional, que contribuyeron al cambio de la España de los años veinte y treinta. La Guerra Civil impuso en ellas el exilio interior o exterior, según, y en todos los casos un persistente silencio contra el que Las sinsombrero pretende batallar.
Sus impulsores lo definen como un proyecto transmedia. Se trata, explican en supágina web, de una producción única en España, que recurre a diferentes formatos y plataformas (televisión, internet y cine): incluyen un documental para televisión, unwebdoc, una aplicación para smartphone, exhibición en cines, difusión en redessociales, un wikiproyecto y una iniciativa, edutainment, para vincular educación y entretenimiento. ¿El objetivo? Recuperar, divulgar y perpetuar el legado de las artistas olvidadas de la Generación del 27 y demostrar cómo su obra, sus acciones y su valentía fueron y son fundamentales para entender la cultura y la historia de un país que nunca las reivindicó.
Tras Las sinsombrero se encuentran dos productoras audiovisuales, la barcelonesa Intropía Media y la malagueña Yolaperdono, que cuentan con el apoyo de RTVE yAC/E, con motivo del centenario de la Generación del 14, de la que formaron parte amigas y protectoras de las mujeres sinsombrero como Victoria Kent, Margarita Nelken, María de Maeztu, Clara Campoamor, María Lejárraga, María Goyri o Carmen Baroja. Puedes seguir el blog sobre las aventuras y desventuras de los nombres femeninos de la Generación del 27 aquí, y ver el documental aquí:.
                    http://www.rtve.es/lassinsombrero/es


  


¿Crees que la Historia de la Literatura ha sido justa "relegando al olvido" a todas estas poetas, a las "sinsombrero"?
UNIDAD DIDÁCTICA 13
SUMA DE LETRAS

       Este poema lo escribió el escritor Leopoldo María Panero. Pertenece a una obra titulada Esquizofrénicas o la balada de la lámpara azul.

"Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero

hijo de padre borracho

y hermano de un suicida

perseguido por los pájaros y los recuerdos
que me acechan cada mañana
escondidos en matorrales
gritando por que termine la memoria
y el recuerdo se vuelva azul, y gima
rezándole a la nada porque muera."

Investiga sobre su biografía y su obra y redacta un texto en el que reflexiones acerca de la locura y la cordura en la literatura. Recuerda, del curso anterior, que la locura es un tema que interesó mucho ya en los siglos XVI y  XVII y que la Historia de la Literatura está llena de "locos" que nos han aportado todo un mundo de conocimientos y de emociones. Por último, reflexiona acerca de cómo la vida influye en la producción literaria y cómo de importante es que conozcamos la vida de nuestros poetas para poder entender su literatura, que hoy, afortunadamente, es nuestra. 

Pongo, además, un youtube relacionado con el poeta estudiado: 


UNIDAD DIDÁCTICA 15
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA


1. Poema de César Vallejo, publicado en Poemas humanos.

                                  Hoy me gusta la vida
                                       mucho menos...

"Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tanta vida y jamás!
¡Tantos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y
    repitiendo...
¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tanta vida y jamás! ¡Y tantos años,
y siempre, mucho siempre, siempre  siempre!"

2. Poema de Pablo Neruda, publicado en Tercera Residencia. 

                                                   WALKING AROUND
"SUCEDE que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a  un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias."

3. Poemas de Gabriela Mistral, publicados en Desolación

 Los sonetos de la muerte

 Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
    Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
    Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
    Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!
II
    Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...
    Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!
    Sólo entonces sabrás el por qué no madura
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.
    Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...
III
    Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...
    Y yo dije al Señor: -"Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!
    ¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor"
    Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

4. Cuento de Julio Cortázar.

                                                 Continuidad de los parques.

"Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela."

5. Cuento de Felisberto Hernández:

                                                               Nadie encendía las lámparas.

"Hace mucho tiempo leía yo un cuento en una sala antigua. Al principio entraba por una de las persianas un poco de sol. Después se iba echando lentamente encima de algunas personas hasta alcanzar una mesa que tenía retratos de muertos queridos. A mí me costaba sacar las palabras del cuerpo como de un instrumento de fuelles rotos. En las primeras sillas estaban dos viudas dueñas de casa; tenían mucha edad, pero todavía les abultaba bastante el pelo de los moños. Yo leía con desgano y levantaba a menudo la cabeza del papel; pero tenía que cuidar de no mirar siempre a una misma persona; ya mis ojos se habían acostumbrado a ir a cada momento a la región pálida que quedaba entre el vestido y el moño de una de las viudas. Era una cara quieta que todavía seguiría recordando por algún tiempo un mismo pasado. En algunos instantes sus ojos parecían vidrios ahumados detrás de los cuales no había nadie. De pronto yo pensaba en la importancia de algunos concurrentes y me esforzaba por entrar en la vida del cuento. Una de las veces que me distraje vi a través de las persianas moverse palomas encima de una estatua. Después vi, en el fondo de la sala, una mujer joven que había recostado la cabeza contra la pared; su melena ondulada estaba muy esparcida y yo pasaba los ojos por ella como si viera una planta que hubiera crecido contra el muro de una casa abandonada. A mí me daba pereza tener que comprender de nuevo aquel cuento y transmitir su significado; pero a veces las palabras solas y la costumbre de decirlas producían efecto sin que yo interviniera y me sorprendía la risa de los oyentes. Ya había vuelto a pasar los ojos por la cabeza que estaba recostada en la pared y pensé que la mujer acaso se hubiera dado cuenta; entonces, para no ser indiscreto, miré hacia la estatua. Aunque seguía leyendo, pensaba en la inocencia con que la estatua tenía que representar un personaje que ella misma no comprendería. Tal vez ella se entendería mejor con las palomas: parecía consentir que ellas dieran vueltas en su cabeza y se posaran en el cilindro que el personaje tenía recostado al cuerpo. De pronto me encontré con que había vuelto a mirar la cabeza que estaba recostada contra la pared y que en ese instante ella había cerrado los ojos. Después hice el esfuerzo de recordar el entusiasmo que yo tenía las primeras veces que había leído aquel cuento; en él había una mujer que todos los días iba a un puente con la esperanza de poder suicidarse. Pero todos los días surgían obstáculos. Mis oyentes se rieron cuando en una de las noches alguien le hizo una proposición y la mujer, asustada, se había ido corriendo para su casa.
La mujer de la pared también se reía y daba vuelta la cabeza en el muro como si estuviera recostada en una almohada. Yo ya me había acostumbrado a sacar la vista de aquella cabeza y ponerla en la estatua. Quise pensar en el personaje que la estatua representaba; pero no se me ocurría nada serio; tal vez el alma del personaje también habría perdido la seriedad que tuvo en vida y ahora andaría jugando con las palomas. Me sorprendí cuando algunas de mis palabras volvieron a causar gracia; miré a las viudas y vi que alguien se había asomado a los ojos ahumados de la que parecía más triste. En una de las oportunidades que saqué la vista de la cabeza recostada en la pared, no miré la estatua sino a otra habitación en la que creí ver llamas encima de una mesa; algunas personas siguieron mi movimiento; pero encima de la mesa sólo había una jarra con flores rojas y amarillas sobre las que daba un poco de sol.
Al terminar mi cuento se encendió el barullo y la gente me rodeó; hacían comentarios y un señor empezó a contarme un cuento de otra mujer que se había suicidado. Él quería expresarse bien pero tardaba en encontrar las palabras; y además hacía rodeos y digresiones. Yo miré a los demás y vi que escuchaban impacientes; todos estábamos parados y no sabíamos qué hacer con las manos. Se había acercado la mujer que usaba esparcidas las ondas del pelo. Después de mirarla a ella, miré la estatua. Yo no quería el cuento porque me hacía sufrir el esfuerzo de aquel hombre persiguiendo palabras: era como si la estatua se hubiera puesto a manotear las palomas.
La gente que me rodeaba no podía dejar de oír al señor del cuento; él lo hacía con empecinamiento torpe y como si quisiera decir: "soy un político, sé improvisar un discurso y también contar un cuento que tenga su interés".
Entre los que oíamos había un joven que tenía algo extraño en la frente: era una franja oscura en el lugar donde aparece el pelo; y ese mismo color -como el de una barba tupida que ha sido recién afeitada y cubierta de polvos- le hacía grandes entradas en la frente. Miré a la mujer del pelo esparcido y vi con sorpresa que ella también me miraba el pelo a mí. Y fue entonces cuando el político terminó el cuento y todos aplaudieron. Yo no me animé a felicitarlo y una de las viudas dijo: "siéntense, por favor" Todos lo hicimos y se sintió un suspiro bastante general; pero yo me tuve que levantar de nuevo porque una de las viudas me presentó a la joven del pelo ondeado: resultó ser sobrina de ella. Me invitaron a sentarme en un gran sofá para tres; de un lado se puso la sobrina y del otro el joven de la frente pelada. Iba a hablar la sobrina, pero el joven la interrumpió. Había levantado una mano con los dedos hacia arriba -como el esqueleto de un paraguas que el viento hubiera doblado- y dijo:
-Adivino en usted un personaje solitario que se conformaría con la amistad de un árbol.
Yo pensé que se había afeitado así para que la frente fuera más amplia, y sentí maldad de contestarle:
-No crea; a un árbol, no podría invitarlo a pasear.
Los tres nos reímos. Él echó hacia atrás su frente pelada y siguió:
-Es verdad; el árbol es el amigo que siempre se queda.
Las viudas llamaron a la sobrina. Ella se levantó haciendo un gesto de desagrado; yo la miraba mientras se iba, y sólo entonces me di cuenta que era fornida y violenta. Al volver la cabeza me encontré con un joven que me fue presentado por el de la frente pelada. Estaba recién peinado y tenía gotas de agua en las puntas del pelo. Una vez yo me peiné así, cuando era niño, y mi abuela me dijo: "Parece que te hubieran lambido las vacas." El recién llegado se sentó en el lugar de la sobrina y se puso a hablar.
-¡Ah, Dios mío, ese señor del cuento, tan recalcitrante!
De buena gana yo le hubiera dicho: "¿Y usted?, ¿tan femenino?" Pero le pregunté:
-¿Cómo se llama?
-¿Quién?
-El señor... recalcitrante.
-Ah, no recuerdo. Tiene un nombre patricio. Es un político y siempre lo ponen de miembro en los certámenes literarios.
Yo miré al de la frente pelada y él me hizo un gesto como diciendo: "'¡Y qué le vamos a hacer!"
Cuando vino la sobrina de las viudas sacó del sofá al "femenino" sacudiéndolo de un brazo y haciéndole caer gotas de agua en el saco. Y enseguida dijo:
-No estoy de acuerdo con ustedes.
-¿Por qué?
-...y me extraña que ustedes no sepan cómo hace el árbol para pasear con nosotros.
-¿Cómo?
-Se repite a largos pasos.
Le elogiamos la idea y ella se entusiasmó:
-Se repite en una avenida indicándonos el camino; después todos se juntan a lo lejos y se asoman para vernos; y a medida que nos acercamos se separan y nos dejan pasar.
Ella dijo todo esto con cierta afectación de broma y como disimulando una idea romántica. El pudor y el placer la hicieron enrojecer. Aquel encanto fue interrumpido por el femenino:
-Sin embargo, cuando es la noche en el bosque, los árboles nos asaltan por todas partes; algunos se inclinan como para dar un paso y echársenos encima; y todavía nos interrumpen el camino y nos asustan abriendo y cerrando las ramas.
La sobrina de las viudas no se pudo contener.
-¡Jesús, pareces Blancanieves!
Y mientras nos reíamos, ella me dijo que deseaba hacerme una pregunta y fuimos a la habitación donde estaba la jarra con flores. Ella se recostó en la mesa hasta hundirse la tabla en el cuerpo; y mientras se metía las manos entre el pelo, me preguntó:
-Dígame la verdad: ¿por qué se suicidó la mujer de su cuento?
-¡Oh!, habría que preguntárselo a ella.
-Y usted, ¿no lo podría hacer?
-Sería tan imposible como preguntarle algo a la imagen de un sueño.
Ella sonrió y bajó los ojos. Entonces yo pude mirarle toda la boca, que era muy grande. El movimiento de los labios, estirándose hacia los costados, parecía que no terminaría más; pero mis ojos recorrían con gusto toda aquella distancia de rojo húmedo. Tal vez ella viera a través de los párpados; o pensara que en aquel silencio yo no estuviera haciendo nada bueno, porque bajó mucho la cabeza y escondió la cara. Ahora mostraba toda la masa del pelo; en un remolino de las ondas se le veía un poco de la piel, y yo recordé a una gallina que el viento le había revuelto las plumas y se le veía la carne. Yo sentía placer en imaginar que aquella cabeza era una gallina humana, grande y caliente; su calor sería muy delicado y el pelo era una manera muy fina de las plumas.
Vino una de las tías -la que no tenía los ojos ahumados- a traernos copitas de licor. La sobrina levantó la cabeza y la tía le dijo:
-Hay que tener cuidado con éste; mira que tiene ojos de zorro.
Volví a pensar en la gallina y le contesté:
-¡Señora! ¡No estamos en un gallinero!
Cuando nos volvimos a quedar solos y mientras yo probaba el licor -era demasiado dulce y me daba náuseas-, ella me preguntó:
-¿Usted nunca tuvo curiosidad por el porvenir?
Había encogido la boca como si la quisiera guardar dentro de la copita.
-No, tengo más curiosidad por saber lo que le ocurre en este mismo instante a otra persona; o en saber qué haría yo ahora si estuviera en otra parte.
-Dígame, ¿qué haría usted ahora si yo no estuviera aquí?
-Casualmente lo sé: volcaría este licor en la jarra de las flores.
Me pidieron que tocara el piano. Al volver a la sala la viuda de los ojos ahumados estaba con la cabeza baja y recibía en el oído lo que la hermana le decía con insistencia. El piano era pequeño, viejo y desafinado. Yo no sabía qué hacer; pero apenas empecé a probarlo la viuda de los ojos ahumados soltó el llanto y todos nos callamos. La hermana y la sobrina la llevaron para adentro; y al ratito vino la sobrina y nos dijo que su tía no quería oír música desde la muerte de su esposo -se habían amado hasta llegar a la inocencia.
Los invitados empezaron a irse. Y los que quedamos hablábamos en voz cada vez más baja a medida que la luz se iba. Nadie encendía las lámparas.
Yo me iba entre los últimos, tropezando con los muebles, cuando la sobrina me detuvo:
-Tengo que hacerle un encargo.
Pero no me dijo nada: recostó la cabeza en la pared del zaguán y me tomó la manga del saco."

6. Poema de Nicolás Guillén, publicado en Sóngoro Cosongo.

"¡Ay, negra,
si tú supiera!
Anoche te vi pasar,
y no quise que me viera.
A él tú le hará como a mí,
que cuando no tuve plata
te corrite de bachata
sin acordarte de mí.

Sóngoro, cosongo,
songo be;
sóngoro, cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno,
sóngoro de tré.

Aé,
vengan a ver
aé, vamo pa ver
¡Vengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo
de mamey!"

7. Poema de Lina Zerón.

"Dime, amor
¿Qué harás?

Si sobrevivo sin ti a la furia de la noche,
y desnuda atravieso entre balas 
este campo minado de recuerdos,
si descubro un aljibe de amor en el desierto 
y a solas bebo en la noria de las ansias.

¿Qué pasará amor?

Si mis pies a seguir tu huella se afanan 
y mis manos en perseguir hojas al viento,
si convierto atormentadas nubes en llovizna
y desquebrajadas olas en manso huracán.
Si mi voz repite que te amo en la penumbra, 
y tus besos es lo único que quiero.
Si busco tu nombre en el sueño que se extingue
y tu aroma de violetas mientras duermo.
Si al probar la madurez de mis mares
tus labios enmudecen de ternura
y de tanto amor se desorientan las gaviotas
que descubren al vuelo el secreto que nos une.

¿Qué ganaría?

Por coser atardeceres al diván de tu regazo
ofreciendo devorar a besos la nostalgia
mientras someto torbellinos corazón adentro. 
Si vendiera como espejo mi rostro en el mercado
y dibujara tu imagen en el corazón de mis entrañas
para que pueda este poema soportar tanto tormento.

¿Cómo continuar?

Ahora que la ausencia es la única que ama
en esta soledad congelada de suspiros.
Si no hay más desiertos ni lluvia en mi alma 
y tu recuerdo es oscuridad sobre mis ojos.
¡Dime amor cómo recuperarte!...
Tal vez regando mi piel por los caminos
hasta ser cadáver mezclada con tus huesos."

8. Fragmentos de poemas de Leo Zelada:

OPÚSCULO DE UN NOSFERATU A PUNTO DE UN AMANECER
                                         
                                            Introducción

Hay un infierno interior revestido de imágenes
Diáfanas que rodean a los melancólicos vampiros
Ninfas que despliegan universos de hermosa oscuridad
Unicornios incólumes tras los cuales se esconden oscuros
Y retorcidos dragones
Este es la historia de amor entre una ninfa y un vampiro,
-Curioso lector-Este es el juego de los espejos y de la muerte.

I

Desde la cúpula de la catedral antigua. El nosferatu contempla neutro
el frenesí de la urbe.
Alumbrada por irreales luces como inefables colmenas de neón, espera
lacónico a su próxima victima.
Él es lo epicúreo puro en aquel instante, la poesía oscura, el verbo
profano. El ángel negro que perforara sensualmente los cuellos
vírgenes de las doncellas.

La poesía en sí eres nosferatu y la metáfora primera.

                                                     III

Miras la noche, bebes la copa de vino y extendiendo
nosferatu tus
brazos desesperados hacia el lóbrego cielo "te
amo-exclamas-te amo
Hacia la diáfana luna".

La melodía de Schombert logra al fin
doblegarte e
ingresa en ti como una ola gigantesca, colosal, épica en tú cáustico
ser.

La mano del escritor deja la pluma, bota el cigarrillo
de los labios,
saca las manos del ordenador y se rompe exacta la
creación; una
lagrima negra se desliza por tu cadavérico y pálido
rostro,
pesado como él ultimo tramo de la noche, estéril como el inicio
prístino del amanecer.

Y la roja araña maligna entonces te grita ahora con voz aguda
desde el techo:
"Estás muerto nosferatu, estás muerto, no te engañes más, que
nunca volverás a
amar "
y
el nosferatu lúcido, con cierta amargura sabia replegada
en su antigua humanidad responde:
"En los cuerpos inertes arácnida, existe el mayor
movimiento".

                                                 IV

Hoy la has visto sola en un bar, con la profundidad de sus cabellos
castaños cayendo sobre su delicado y pálido cuello. La ves, y la
inmensidad de sus resplandecientes ojos cafés hacen retroceder la
perversa intención de tus afilados dientes.
Con un gabán negro y el rostro calmo, te has colocado al otro extremo
de la barra. La observas, la contemplas como jaguar en celo al
acecho. Ella hace un ademán conocido de Coger un cigarrillo y tú como
predador experto en estas lides de la seducción ,aprietas el
encendedor raudo en sus carnosos labios.

Ella sonríe irónicamente y tú piensas que en mil años de vida por los
reinos de las tinieblas

no has visto algo tan espléndido y maravilloso como el florecimiento
de aquella bella

Sonrisa extendida como flor de loto en sus rojos labios. Aquella
sonrisa que te ilumina en

Tus largas noches solitarias como un concierto de estrellas en la
noche por estas calles frías de neón.

La acompañas a los bosques."La amistad es una trampa".
La literatura escandinava, la música gótica, Baudelaire, el culto sin
reservas al crepúsculo son los inclaudicables pactos que los unen y
sus interminables pláticas en la inmensidad de la noche, alrededor
de una entrañable taza de café, sus tardes recorriendo los nenúfares
y las fuentes protegidos por la espesura de los bosques inmortales,
allí donde no ingresa jamás la luz abrasadora del diáfano sol.
Hoy a los pies de los rayos de la luna nosferatu te has atrevido a
tocar el cielo y la has besado.

VI

No hay mayor pasión que la de un poeta, ni mayor deseo que la de un
liróforo nosferatu.
La noche resplandece ahora de un extraño brillo cada vez que estas
del brazo de la bella
Ninfa; Es extraño ver como cambia todo a tú alrededor. La luna que
alumbra misteriosa tus pasos es ahora la luna misteriosa ¡Viva! Que
alumbra en este instante tus pasos: es está y no otra y se manifiesta
eterna aquí".
La noche la ves virgen, hermosa, con la novedad y misterio de tú
primer amor en transilvania. Las luciérnagas desfilan mágicas a tú
alrededor, Los árboles danzan tenues sobre sus góticos cuerpos.
Sientes, vives, amas nuevamente eufórico vampiro, pues no hay mayor
amor que la de nosferatu bardo enamorado, ni mayor placer que el de
besar el resplandeciente rostro de la ninfa en tus azabaches labios.

                                                 VII

Todo lo dejaste por alcanzar la piedra filosofal ingenuo nosferatu y
todo lo has perdido. Mujer, clan, familia, amigos, nación. Ahora eres
solo un apátrida excluido del genero humano.
La noche es ahora tu hábitat. La oscuridad, el eclipse absoluto que
te alumbra y te acompañará toda tu existencia, hasta la consumación
incólume de los siglos, como aquellos
Largos días polares sin sol y el manto glacial permanente cubriendo
el firmamento.
Has visto nacer y morir imperios, cientos de reyes has visto
desfallecer en la inclemencia imperturbable del viento y a la
soberbia raza humana caer consumida por la insomne voracidad de los
gusanos.
Como un judío errante navegaste por el mundo entero, varias
veces .Felices fueron aquellos primeros siglos sin percibir la
intermitente "angustia de morir". Más el tedio insoportable te inundo
irremediable a la mitad del primer milenio hasta convertirte en lo
que ahora eres: liquen muerto, polvo inorgánico que trasunta placida
tus venas.
No hay sentimientos, eres la contemplación pura. Él hastió
permanente y a pesar que
Varios suicidios intentaste en vano el soplo eterno volvía a tú
sangre irredenta y con ella el terrible dolor intangible del
spleen ": eres consciente de tú terrible inmortalidad".
Hoy la vuelves a ver y te sientes vivo como al principio y quieres
morir, ser libre, amar "hasta perder el conocimiento", -El lenguaje
son extraños pájaros que se lleva el leteo-sentir la brisa fresca de
las mañanas en tú pálido y verdoso rostro, aunque esto signifique por
ultimo el final de tus días.
Hoy lo has decidido, amanecerás contemplando el alba junto a ella,
opúsculo de un nosferatu a punto de un amanecer:
"Sabes que el resplandor del sol quemando tu piel te redimirá".

                                       Epílogo

"en tus sueños siempre estaré".